martes, 18 de junio de 2013

SUEÑOS, ENSUEÑOS, DELIRIOS O LISA Y LLANAMENTE ALUCINACIONES: Primeras manifestaciones.

La Situación:
 
                 El dolor comenzaba sentirlo y había pedido morfina para tratar de paliarlo. Los paramédicos al interior de la ambulancia, luego de sacarme algunas vestimentas, me ponían la ventilación mecánica.

Luego de un momento de oscuridad, sentía que era bajado en camilla y trasladado hacia el centro asistencial desconocido. Volvía a pedir morfina para el dolor y los paramédicos me invitaban a calmarme. Al poco rato sentía como en el centro asistencial comenzaban a romper mi ropa. Todo se fue a negro.
 
"De pronto me encontré despierto y sentado. Estaba oscuro y mi espalda se apoyaba en una supuesta pared blanca. Escuchaba voces y sonidos musicales, mucha gente joven deambulaba a mi alrededor. Al parecer me encontraba en una casa en la que se realizaba una fiesta, en México. Cerca mío dos mujeres hablaban, una era una doctora y la otra parecía ser su hija. Tenían acento trasandino, parecían ser las anfitrionas.
Al mirar hacia el lado me percataba que más jóvenes de ambos sexos se unían a la fiesta. Todo se veía tranquilo y entretenido, casi feliz; a pesar que yo, sentado, casi no podía moverme. A la distancia escucho la frase, "ya va a ser hora de comenzar la tortura". Al momento me asusté pues entendía que el torturado iba a ser yo pues era el único que no había sido invitado y era desconocido para el medio.
 
Al momento, la voz suave de una joven se me acerca y me susurra al oído con acento de argentina "no se preocupe, yo lo voy a cuidar". No logré ver quien era, pues había oscuridad. La fiesta se había armado pero yo no lograba disfrutarla".


"A la mañana siguiente me encontré sentado, esta vez fuera de la casa, era de piedra, como una fortaleza medieval aunque no tan grande. Estaba helado y nos encontrábamos en la precordillera, habían muchos alerces y muy cerca estaba la caída de agua de la laguna de Lencanto derramándose a través de una de las ventanas e inundando una perte del patio de la casa de piedra".

Me sentía tranquilo y contento, estaba solo y no habían huellas de la fiesta de la noche anterior.

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