jueves, 24 de octubre de 2013

EL CUADRO DE DORIAN

          Mucho me ha rondado la idea de un alma personal que pueda reflejarse en el exterior, de modo análogo a como lo hace el retrato de Dorian Grey en la célebre obra de Oscar Wilde. Pero esta vez, no sería el retrato el que reflejaría la propia interioridad personal, sino que esta se reflejaría en  el propio cuerpo, sus simetrías y asimetrías, sus fortalezas y sus debilidades, sus éxitos y sus derrotas, incluyendo en estas últimas las imborrables cicatrices, cicatrices que dan cuenta que no te mataron, pero que te acompañarán hasta el final de tus días.