Con técnicas de profundización de mi respiración, con modos de usar las zonas de mi cerebro aplicando la teoría triuno, con la posibilidad de adaptar el tono de mi musculatura y orientar los temas de conversación e incluso el contacto que pueda o no tener con cierto tipo de gente, me he podido dar cuenta que mi estado de ánimo puede ser gobernado y disfrutado casi a voluntad.
Ya no me encuentro a merced de las torrentosas corrientes submarinas del inconsciente que me llevaban por tortuosos caminos y, a veces a peores consecuencias. Eso me gusta mucho más la sorpresa que me hace presa del infortunio y deja en evidencia mis debilidades. Disfruto saber que este nuevo conocimiento, me permite transitar, incluso por las profundidades del inconsciente colectivo, sabiendo que existe un timón que me permite aprovechar las mejores oportunidades, usando las mejores fortalezas personales para disfrutar de mejor forma esta posibilidad que brinda esta realidad de mi vida mental, en las profundidades de mi psique. Despertar a la vigilia absolutamente descansado, con la mente despejada y con un estado emocional en equilibrio.
Realmente siento que la búsqueda del camino de mi vida está siendo encontrado, y la labilidad de una adolescencia monstruosamente tardía comienza estabilizarse, aun cuando hace rato que a diario peino mis canas y me acerco al medio siglo.
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