martes, 26 de septiembre de 2017

ARRANCANDO DEL INFIERNO

BLANQUITO, PORQUE ERES FUERTE,  AUN ESTAS CON NOSOTROS

Mi pequeño Blanquito, que desvalido te vi, que susto me diste el saber que quizás nunca más iba a poder verte sonreír otra vez. El ataque de aquel perro fue brutal, y la mordida pudo haberte deshecho todo tu cuerpo. Blanquito, tal como te lo dije en aquel momento, el mundo, al menos el mundo mío, es mucho más hermosos contigo aquí vivo, con nosotros y con tu hermano Garfieldcito.





Ya estas sanando y con tu pierna, con una pequeña cojera, aún está presente. Tu frágil cuerpo se hizo fuerte para soportar la embestida a traición de aquel perro diabólico y traicionero. Blanquito, supiste escabullirte y salvar tu mayor riqueza, tu propia vida. Supiste protegerte, darte el tiempo para recuperar fuerzas arriba de esa copa de aquel árbol, esperar el mejor momento para volver al hogar que sabes es tu casa. donde nacieron tú y tus hermanos

Con nosotros, tú y tu hermano jamás van a estar desamparados por para nosotros, ustedes son nuestros hijos y todo nuestro cariño y amor es para ustedes.

¿Y, ENTONCES, EN LOS SUEÑOS, QUIÉN ES QUIÉN?

EN EL ENORME OCEANO DEL INCONSCIENTE COLECTIVO


        Ya he comentado que a veces el yo que siente sencillamente no es el yo real del soñante, sino que es el aquel “yo comunitario”, de aquella comunidad soñante. Pareciera ser que aquel yo no tiene género, y de igual forma puedo sentir como si fuera alguien con mi género o con el otro género. Y a la vez, la otra persona del otro género puede caer en el equívoco de pensar de que ese ella la que está soñando algo cuando soy yo el que lo hace. 

miércoles, 6 de septiembre de 2017

CASI COMO EN LOS TIEMPOS UNIVERSITARIOS

PERO MEJOR...

Ahora estudio lo que quiero, escribo lo que deseo y hago lo que quiero, estoy con la gente con que me siento a gusto y trato de evitar a los que no. Asumo aquellos que puedo vencer, aunque a veces me equivoco. Me he equivocado muchas veces. Piezas de titanio al interior de mi cuerpo son enfáticas en esta verdad.

Vivo con la mujer que quiero de hace 20 años, y tengo mis modelos informáticos y dibujos que nutren mi creatividad y diezman la rutina que de otro modo sería intolerable.

Lectura poca, algo de deporte y demasiados carbohidratos en la dieta. Quizás más pantalla que  la que debiera. Y comenzando a conocer un corazón que siente amor y sobre todo que se emociona. Mis hijos gatos y mi hijo de carne y hueso han obrado el milagro.


EN LA CAPSULA DE KOLOFON


Cada cierto tiempo, y de forma periódica me corresponden turnos en la noche. Al igual que hace ya casi treinta años, me doy el permiso para viajar en el inconsciente, ahora, eso sí de manera despierto, o en vigilia. Es como si anduviera en una cápsula espacial o el submarino amarillo de The Beatles, navegando por el cada vez menos oscuro océano del inconsciente colectivo.
Cada experiencia vista por mí, escuchada por mí hecha por mi, es vivenciada por otros en forma de sueño, de realidad onírica.
Para mí es claro que es mi vida y es la única que tengo y debo vivirla, así como lo hace toda la humanidad con la suya. Yo sencillamente viajo en esta cápsula de colofón observando y siendo observado día y noche. Para mí no es necesario gastar en excentricidades, aunque a veces me doy lujos que pueden costar caro, solo debo vivir cuidarme, y cuidar de los que yo quiero, al nivel que puedo. Lo que para muchos pudiera ser considerado una cárcel, para mí es simplemente mi vida, vivida arriba de un escenario y cuyo público está presente siempre.

Por fortuna, tengo amigos, que de alguna manera logran encubrir aquellos hechos de mi vida que, comunes a muchos y otros a todos, hacen que merezcamos la necesaria intimidad.