sábado, 14 de marzo de 2009

BREVES PASAJES DE SINCRONIA 1

INTRODUCCION

Mientras hacia una pausa a la dura faena nocturna, en el trabajo con máquinas de lavado y secado de plásticos en una planta de reciclaje, tomé mi cuadernillo de apuntes y mi bolígrafo y comencé a registrar ciertas inquietudes que surgían en mi mente, y se relacionan con lo siguiente:


Hace más de veinte años, se me presentó la oportunidad de asistir a la Escuela de Psicología en la Pontificia Universidad Católica, Campus San Joaquín. Las visitas debo señalar, se hicieron frecuentes, de manera que me dí el tiempo de revisar varias tesis para titularse de Psicólogos (as). Entre ellas, recuerdo una que revisé por completo y tenía que ver con la posibilidad de vivir la vida en acto libre (Por aquel entonces, llevaba bastante tiempo leyendo y aplicando algunos recursos de Guestalt y modos de vida tipo Fritz Perls).


De alguna manera, mi vida ha estado ligada a dicha experiencia y a dicha posibilidad.


Creo pertinente señalar que las consecuencias futuras, ya transcurridos veintitantos años, por tanto ahora en el presente se han hecho notar. Es claro que esa notoriedad conlleva variadas dimensiones, sin embargo y quizás la más evidente, se relaciona con la dimensión económica, la cual ha sido francamente un desastre. Pero también debo reconocer que mi vida ha sido tremendamente condimentada en vivencias de distinta naturaleza, lo cual brinda un algo que siempre he buscado y que en ocasiones lo encuentro en gran e intensa cantidad: Felicidad e incluso, en ocasiones, éxtasis...




Me encontraba escribiendo esto, y serían pasadas las doce de la noche cuando subitamente llega a mi consciencia el fortísimo ruido de las máquinas en su girar rítmico, en conseciencia, mi cuerpo comenzó a sincronizar el movimiento y en forma espontánea comenzó a moverse. El deleite era sin igual, como si estuviese en una fiesta; obviamente estaba solo yo y el insesante movimiento mecánico y ruidoso. Con cierto pudor, permití que mi consciencia y mi control quedaran descansaran un momento y le di permiso al cuerpo para que se vanagoriara con el movimiento, expresión y el ritmo que emanaba de estas recientemente descubiertas amigas mecánicas, era como si de ellas surgiera el sonido milagroso de Dios, y aquel ritmo hiciera que mi cuerpo se deleitara con su presencia. Deben haber sido no más de quince minutos en que mi cuerpo disfrutó a concho y se llenó de la exquisita emanación de la endorfina



Solamente puedo señalar:"I am very happy my friends".

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