Debo
admitir que me gustaría conocer a mi hija Paula, pero también tengo claro que
no me siento listo para ello. Creo no ser lo suficientemente fuerte para
orientarla y protegerla. Por el contrario, ser una persona que influiría
negativamente en su persona, en su educación y formación.
Un pensamiento parecido tengo en la relación con mi amado hijo, aunque sé, ahora que de alguna forma le hice falta en su formación, a la vez que hizo falta en mi crecimiento personal.
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