martes, 18 de abril de 2017

SUEÑO: La invitación a la casa de la playa

Lo más honesto que puedo escribir en este momento es que me da mucha vergüenza saber que no puedo contar con la capacidad económica, a pesar de haber estudiado incluso en la universidad,  para movilizarme en vehículo y tener que conformarme con trasladarme a diario en bicicleta. Errores personales, falta de oportunidades, desorientación... falta de capacidad o de visión. Todas las anteriores.

SUEÑO: La invitación a la casa de la playa

        Habíamos sido invitados, Carmen y yo,  a compartir con Alvaro Ferrá y su señora, Marlene en su casa. Después de mucho, logro convencer a Carmen de ir. Cuando llegamos a la casa me doy cuenta que es inmensa, y tiene forma de “U”, con grandes ventanales que la rodean. Al interior de la casa, se observa mucho orden, y una gran cantidad de cuadros, incluso mucho de ellos embalados. Alvaro se encuentra muy distanciado de Marlene; ambos tenían distintas ocupaciones e intereses.
        Esta inmensa casa era la de la playa, Mientras nos encaminábamos para fuera, le pregunto a Alvaro cuanto mide, él me contesta 155 metros cuadrados, yo mientras tanto, en mi mente pensaba que la casa en donde vivo sólo mide 55 metros cuadrados. La casa era inmensamente grande, tan solo para dos personas que la habitaban.
        Alvaro nos invita a salir a los cuatro. Desde fuera la casa se veía enorme y prácticamente toda transparente. Después de un rato, se acerca un amigo de Alvaro y comienzan a conversar, Marlene y Carmen se vuelven a la casa y yo me quedo con mi padre en la calle conversando. Estábamos en el centro de Santiago y él me preguntaba dónde queda la calle, yo le comento que queda cerca de donde estábamos, era la calle Alvarado, mi padre me respondía que no la conocía, a m me llamaba la atención que él no la conociera, pensaba, ya que sabía que él conocía todas las calles de Santiago.
        Las imágenes del sueño eran muy claras.


Me gusta saber que logro comunicarme con mi padre, ya fallecido algunos años atrás. Esta posibilidad de comunicarme con mis seres queridos fallecidos  es un anhelo que tenía hace treinta años atrás.

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