Hace ya más de treinta y cinco años conocí a una bella adolescente, la imagen de su recuerdo la mantuve por todo este tiempo hasta que pude encontrarla en una plataforma de la web. Con el correr de los días hemos reestablecido lazos de comunicación, ella ha sido madre e incluso es abuela. Prueba de que el tiempo avanza inexorablemente para todos. Sin querer, pude haber sabido de ella y de una dolorosa circunstancia que la aquejó y de la cual quedaron consecuencias.
En mí ha removido sentimientos que se encontraban congelados en capas de de tejido aponeurotico y han comenzado a subir hacia la superficie de lo concientes. Nuestra comunicación es muy concreta y fluida, y aún cuando es a distancia, siento su presencia muy cercana.
La cantidad de puntos en común y de coincidencia hacen de él encuentro con esta persona, está amiga una evento casi mágico.
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