En una conversación familiar reciente me pude dar
cuenta que ya no era razonable utilizar técnicas demasiado sofisticadas para
conciliar el sueño reparador y poder descansar. Como lo conversé en aquella
ocasión, luego del fallecimiento de un buen amigo y gran terapeuta, con quien
habíamos explorado la extraordinaria realidad de “lo onírico”, y mantener un
estado de relativa “seguridad” de no ser afectado por lo vivido.
Sin embargo, debo reconocer que treinta y cinco años de
exploración de la realidad onírica, claramente deja huella y esta puede ser
reconocida, e incluso permitió trazar un camino desde la realidad de la vigilia común hasta la realidad onírica
profunda, pasando por toda aquella zona oscura para muchos, pero como si fuera
un verdadero camino alumbrado para mí.
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