viernes, 30 de marzo de 2018

EL AGOTAMIENTO FISICO SI AFECTA LA MENTE

     Hace poco pude cumplir una meta que me había trazado hace algunos años. Si bien es cierto no es gran cosa pero para mí llegó a serlo, sobre todo luego de haber tenido la experiencia de un accidente que casi me cuesta la vida y del cual, obviamente quedé con algunas secuelas de por vida. 
     Ya antes de aquel episodio había hecho el intento de conocer el cerro que deseaba escalar, y aunque lo inicié solamente  como una aventura personal y completamente solo, ya en aquel momento me di cuenta que era factible, pero debía hacerlo al menos con un acompañante.
     Ya en la segunda oportunidad tuve un compañero, cuya motivación era aun más profunda y venía de más atrás, según dijo, la poseía desde hace cuarenta años. Para mí era la segunda excursión, para él la primera, dado la falta de equipo y de tiempo, esta incursión también resultó infructuosa, pero, ya en frío, y luego de evaluar la iniciativa, nos dimos maña para programar una siguiente aventura, la que se pudo realizar 16 meses después.
     Logramos llegar a la cumbre tal cual había sido programado, no sin falta de problemas, pero todos ya considerados. Lo glamoroso de alcanzar la meta, el hacer cumbre, fotos la alegría, es notoriamente contrastante con la otra parte, bajar del cerro, ya las fuerzas físicas son mucho menores, al igual que la cantidad de agua que se posee. Se podría decir que uno piensa muchas veces más en ir y alcanzar la meta, pero minimiza la parte en que debe volver de aquella cima. cuando ya las fuerzas del cuerpo le pasa la cuenta a la mente y la fatiga excesiva hace que muchas decisiones que se tomen sean en ocasiones peligrosas o simplemente fallidas.

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