jueves, 7 de junio de 2012

COMO UN HARA KIRI AUTOINFLINGIDO

No había tenido la oportunidad de resolver test de inteligencia que midiesen mi capacidad. Francamente, lo más honesto que puedo decir es que me dolió el resultado. No es que no lo esperase, sólo que saber que lo negativo que esperaba ver realmente se evidenció y, peor aún tengo clara consciencia de él. Eso sí debo señalar que tiempo atrás esperaba un resultado aún más magro, no fue todo lo malo que creía que podía encontrarse mi capacidad intelectual.

Es posible que otra gente no lo advierta, pero basta saber que yo lo sé para sentir, metafóricamente hablando que una helada hoja de acero se introduce por mis entrañas y me infringe una mortal herida al ego, y por qué no decirlo, cada vez más vilipendiado.

Es probable también que yo esté sobredimensionando un aspecto de mi personalidad, entre otras, y que realmente sea yo una persona que posea más herramientas más fuertes y más optimizantes, sin embargo, para mi el C.I. personal era algo que yo atesoraba y que de alguna forma deseaba mantener su realidad oculta bajo el e envuelve manto de la duda y el hermetismo.

Algunas veces había tenido oportunidad de hacer test de inteligencia pero en cada una de las veces, sus resultados habían estado vedados para mí persona. Podría decir que el destino, o una superior fuerza me cuidara de no conocer esa dimensión de esta realidad personal e íntima.

Aunque el sincero dolor de este conocimiento me envuelva, debo reconocer que aún así, el sólo hecho de conocer lo que estaba detrás del velo, lo que estaba tras la sombra y que se encontraba enmascarado,  ahora se presenta como una realidad que comienza a transformarse en la primera piedra que permitirá forjar el más firme cimiento de esta personalidad emergente.

Si mi capacidad lógico lineal que me puede brindar mi capacidad de funcionamiento neo cortical es deficitaria, debo desarrollar otras zonas del cerebrales que me permitan sobrellevar y hacer vivible esta vida para obtener de algún modo el éxito que me ha sido esquivo en estos casi cincuenta años de existencia. Si tengo poco, debo privilegiar su cuidado, su preservación, pero más aún, debo ser capaz de privilegiar su desarrollo y su potenciación, para que así me llegue a ser útil y me permita realmente sentir que la vida no me ha sido en vano,  y que ha valido la pena vivirla.

Saber la verdad, aceptarla y asumirla puede ser para mi crecimiento personal e interpersonal, algo quizás mucho más fundamental que haber dejado todo en donde estaba y no haber hecho jamás el intento por saber como se manifestaba dicha capacidad en mí. Es posible incluso comprender el por qué de muchas decisiones desafortunadas en mi vida que han hecho que haya llegado a este punto de persistente precariedad en lo material.

Desconozco si en el estado actual de la situación aún pueda ser revertida, sin embargo, ahora que sé lo que sé , estoy muy claro que si no hago el intento yo por hacer lo que tengo que hacer, nadie lo hará por mí, y peor aún jamás, sabré hasta donde pude llegar con las pobres herramientas que la naturaleza me brindó y que por un buen tiempo se fueron mermando paso a paso hasta que puede tocar, creo yo, por fin el fondo del abismo.

No puedo conformarme con el dolor, debo sublimar el dolor y redescubrir un potencial para desarrollar. Quizás, en esto consista la búsqueda de mi sentido de vida. Este doloroso encuentro conmigo mismo me permiten saber que la humildad puede ser considerada una bendición, así como también puede ser un tremendo baluarte el ser capaz de desarrollar la perseverancia, y las buenas relaciones humanas.

En este momento me sorprendo ami mismo al ser capaz de expresar este pensamiento respecto a un descubrimiento doloroso de mi personalidad, el saber con cierta certeza que el techo que otrora crea que era de un grueso zinq, no era más que una cubierta de mimbre que escasamente me protegía del sol y la lluvia.

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