Nos ha tocado vivir una época difícil, no
porque no hayan oportunidades ni falte alimento, al menos a nuestra sociedad,
sino porque muchos quieren todo y lo quieren “ya”. Se ha desatado una epidemia
de la inmediatez que muchos han y hemos caído.
Jamás la humanidad ha vivido con tantas
oportunidades como la actual, más aun con esto de la globalización, y la
riqueza que se evidencia no solo no nos llega a satisfacer, sino que además, no
es capaz de llenar el inmenso vacío interior que en verdad llevamos. Queremos llegar
a nuestra meta lo más rápidamente posible, no para disfrutarla, sino más bien
para poder ir por otra, y por otra y por otra.
El esfuerzo que evidencia ver estos 37
segundos que nos depara llegar a la meta puede considerarse justamente como eso,
el esfuerzo. La fotografía que representa el llegar a la meta es lo que mucha
gente quiere, lo que no quiere es tener que esforzarse por llegar a la meta. Dicho
de otro modo, queremos el premio pero sin el esfuerzo por merecerlo.
Esta experiencia es común a familiares y
amigos que tuvimos la fortuna de compartir muchos veranos de vacaciones. Tan
sólo para ingresar a la zona y establecernos en la casa de campo o carpas era un esfuerzo que había que
realizar y que templaron el espíritu y el carácter, algunos más que otros.
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