PROLEGÓMENOS
Con mi señora tenemos el hábito desde hace años de ver una
película para buscar conciliar el sueño, eso no significa que cada noche vemos
una película distinta, más bien, cada noche
vemos el fragmento de una, y finalizamos cuando ya nos llega el sueño.
Una película puede demorar en ser vista incluso durante una semana o más días.
La noche anterior estábamos viendo La Profecía 2, un clásico
de fines de los 70. Llevábamos varios días en la función. Anteriormente
habíamos visto la Profecía.
En otro orden de eventos, me había dado el trabajo de revisar
material fotográfico de hacía varios años, cuando tenía permiso para visitar el campo de unos primos, y al que
íbamos a veranear en los tiempos de la pre adolescencia. Pensando en ello, subí
una fotografía mía a Facebook, cuyo fondo presentaba una conocida caída de
agua. Tal fotografía fue obtenida con un pequeño trípode. Complementé la imagen
con un mensaje personal, y que involucraba a parte de la familia que llegó a
conocer el lugar. Aquel día me había levantado muy temprano, excesivamente
temprano, y el sueño me estaba venciendo, de modo que necesitaba dormir. Si
bien es cierto, desperté con la mente despejada, la visión onírica no había
sido muy feliz. En ella veía a uno de ms primos, pero también surgía un
pensamiento que en lo personal no era de agrado (pensamiento dentro del sueño).
También puedo sumar a lo anterior, el inicio de una lectura
que la tenía en carpeta desde hacía mucho. El libro lo he leído en más de una
ocasión. El texto lo poseo desde mediados de la década de los 80, “La
Profundidad Natural en el Hombre”, escrita por un psicólogo norteamericano.
Todo el día había andado con un presentimiento. La necesidad
de usar las puertas de compensación psíquica,
LO
SOÑADO
Veía
a Roberto A. que andaba en bicicleta, se veía disfrutando. El ambiente era muy
oscuro. Cerca de ahí había un grupo de jóvenes que interactuaba, es posible que
estuviesen fumando algo. Prácticamente se veía sólo sus siluetas. Se me vienen
a la mente, en forma clara dos jóvenes que trabajan para Lipigas. Todo el grupo
estaba alegre.
Yo
veía distancia lo que pasaba, pero lentamente me acercaba a la zona. Comenzaba
a bajar una pendiente, como de un cerro, muy parecida a la que había en
Cartocor y que había que bajar en los momentos de ronda.
Una
vez abajo, continuaba caminando por la zona oscura. De pronto me encontraba
acostado en una cama y veía una especie e fantasma al frente mío. Ya eso me había
puesto en alerta. Al momento, comienzan a emerger de mí cuerpo una serie de espectros. En el sueño
entré en pánico y comencé a gritar con
desesperación. Mis gritos despertaron a Carmen y ella me despertó.
Me costó calmarme, estaba completamente en pánico.
Incluso cuando recordaba pasajes del sueño/pesadilla, sentía que mi piel se
erizaba como si fuera de gallina.
ESTADO HIPNOPOMPICO
ESTADO HIPNOPOMPICO
Me parecía estar
escuchando a Roberto que me decía que no debía tener miedo si él mantenía
escondido dentro de mi cuerpo mente. Hay algo de sentido en la idea.
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