domingo, 12 de abril de 2015

EL RUMOR: El arma del cobarde que hiere de por vida

     Ya ha pasado bastante tiempo y creí que la herida había cicatrizado pero no, aun se encuentra ahí presente a pesar de los ya casi 8 años de haber saboreado la derrota de haber sido despedido de mi trabajo y de lo que era mi profesión. En algún momento pensé quizás era lo mejor, y aunque se me acusó de golpear a un alumno la verdad es que no lo hice, sólo le hice ver que la fuerza de de alguien mayor, en verdad puede detener e impedir que ocurran mayores atrocidades, si eso es abuso, si, si lo es, pero usar la palabra "abuso" para denotar otro tipo de situación es francamente una maldad, es francamente cambiarle el sentido y reorientarla hacia algo definitivamente deleznable y falso. La sola idea de creer que haya dentro del magisterio alguien con una visión tal me hace dudar de la idoneidad profesional, y más aún, su capacidad personal para autodefinirse como director de un establecimiento

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