Se
me había solicitado formar parte de un novedoso proyecto, y esto era un ciclo
de entrevistas a un grupo de gente muy especial, era un manojo de terapeutas,
cuyos métodos iban más allá de lo corriente, desde caminar sobre brazas
ardiendo hasta, juegos de gimnasia de respiración, pasado también por los
bailes hasta alcanzar aullidos gritos extásicos… en fin todo un ambiente de
novedosa nueva era a la cual acercarme con mi cámara, mi micrófono y mi
asistente.
Llevaba varias sesiones cuando tuve la oportunidad de conocer
una atractiva mujer que venía del extranjero
con la cual habíamos hecho algo de contacto visual. En principio yo no
quería nada, pues nunca me gustó la idea de la infidelidad pero por paradojal
que suene, llevaba un feliz idilio con una mujer que se decía separada. Aunque
vivía con el hombre que se había casado. Ella me juraba que yo era su hombre,
en fin…
En
esta oportunidad, mi asistente de cámara no había podido asistir a la jornada
de con este gurú de los sueños, y ante la salvedad, me di maña para hacerla con
esta amiga canadiense, que para bien, ella trabajaba en el medio televisivo y
manejaba cámaras, sonido y edición. No se hizo mucho de rogar, además, quería
conocer la ciudad conmigo, pues al día siguiente volvería a su Montreal de
origen.
La rutina con el entrevistado funcionó perfecto, pero en un
momento, sentí que la gringa enganchó con el terapeuta y le” tiró un lance”,
este último, más estable lo eludió hábilmente pero con un juego de palabras,
digno del mejor de los hipnotistas la dejó enganchada conmigo. Mi ego
satisfecho y feliz, simplemente se dejó fluir y luego, conduciendo velozmente
en el vehículo de la gringa nos dirigimos a un motel, no sin antes, aperarnos
de algunos comestibles. La gringa deseaba realmente despedirse de este país y
yo, estaba justo ahí, listo para se usado para satisfacer sus instintos.
Realmente
la pasamos muy bien, y aun era joven así que todavía existía el entusiasmo y el
ánimo de intentar batir record y lucirme en el área chica ahí en donde es
posible hacer los goles más espectaculares, metafóricamente hablando.
Luego
de despedirnos con la gringa, me entero que a ella la esperaban sus familiares
y amistades más cercanas para ofrecerle una cena de despedida, quizás como le
habrá ido en a continuación del día, pues, como se suele decir, juntos habíamos
mojado la camiseta y habíamos dado lo mejor que teníamos mientras nos
revolcábamos entre las sábanas.
Cuando
llegué a casa, sólo atiné a comer algo y dormir, pero aquí comienza la otra parte
de la terapia, que me hicieron recordar que mis sentimientos habían comenzado a
confundirse. Simplemente soñé con el amor de mi vida estaba con su esposo, del
cual supuestamente estaba separada, las imágenes eran increíblemente realista.
Desperté con un sentimiento de insinceridad, engaño y algo de dolor. Era claro
que yo había hecho aquello que veía proyectado en el la mujer que amaba, quien
disfrutaba su sexualidad con un hombre que, y este no era yo.
El amor de mi vida disfrutando del buen sexo con su ex esposo, mientras en la realidad, había sido yo quien había tenido una despedida del país en un piel a piel con una gringa que quería conocer un auténtico especimen de esta parte del planeta.