miércoles, 6 de septiembre de 2017

EN LA CAPSULA DE KOLOFON


Cada cierto tiempo, y de forma periódica me corresponden turnos en la noche. Al igual que hace ya casi treinta años, me doy el permiso para viajar en el inconsciente, ahora, eso sí de manera despierto, o en vigilia. Es como si anduviera en una cápsula espacial o el submarino amarillo de The Beatles, navegando por el cada vez menos oscuro océano del inconsciente colectivo.
Cada experiencia vista por mí, escuchada por mí hecha por mi, es vivenciada por otros en forma de sueño, de realidad onírica.
Para mí es claro que es mi vida y es la única que tengo y debo vivirla, así como lo hace toda la humanidad con la suya. Yo sencillamente viajo en esta cápsula de colofón observando y siendo observado día y noche. Para mí no es necesario gastar en excentricidades, aunque a veces me doy lujos que pueden costar caro, solo debo vivir cuidarme, y cuidar de los que yo quiero, al nivel que puedo. Lo que para muchos pudiera ser considerado una cárcel, para mí es simplemente mi vida, vivida arriba de un escenario y cuyo público está presente siempre.

Por fortuna, tengo amigos, que de alguna manera logran encubrir aquellos hechos de mi vida que, comunes a muchos y otros a todos, hacen que merezcamos la necesaria intimidad.

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