En la actualidad, dada mi edad, el encarnamiento de principios valóricos ciertamente pasa la cuenta, dolores corporales hasta la indecible o noches insomnes hacen ver hasta los más mínimos fallos en el comportamiento personal, cuyas características simplemente no es posible obviar y que comienzan a hacerse patente en las consecuencias ulteriores, sean estás los evidentes lesiones físicas, mermas de funcionamiento corporal, perdidas de trabajo y/o profesiones o incluso mermas de potencial financiero propio.
Terquedad, obstinación, poca visión, temor, temeridad, falta de consciencia e incluso escaso intelecto para darse el tiempo de tomar decisiones reflexivas.