Cuando me di cuenta de la posición en que nos encontrábamos, el popular 69, pude reforzar la idea de intimidad, confianza y cariño que nos teníamos mutuamente. También surgió la idea de que también, en forma espontánea podía escurrirse gases viscerales, ya sea de uno o de otra persona pero en aquel momento, eso poco importaba. La posición que habíamos adoptado era tal que me percaté que yo también podía ofrecerle sexo oral a esta enigmática y sensual mujer. Sin embargo tan pronto me hube acercado a sus labios y vulva, para oficiar mis íntimas caricias, súbitamente despierto de mi siesta y caigo en la cuenta de que simplemente estaba soñando.
También, de forma espontánea surge en mi mente el recuerdo de una hermosa y sensual mujer, que en este último tiempo a motivado mi interés (que más espontánea que la imagen surgida en el estado hipnopómpico).
Luego, de un rato y ya de manera más consciente y obviamente más surgieron otras alternativas. Lo claro eso sí es que no supe quién pudo haber sido aquella mujer joven que me regaló aquel intenso placer en mis sueños.